miércoles, 17 de abril de 2013

MIENTRAS DUERMES...

Puedo ver en tu rostro la dulzura de tu semblante, llenándome de la ternura que desprende. Siento tu bracito abrazándome quedando tu pequeña manita colgando de mi hombro, llenándome del amor más puro que pueda existir. Percibo tu respiración en la piel de mis mejillas haciéndome suaves cosquillas que me llenan de tranquilidad. La cercanía de tu cuerpecito me llena de ese calor tan dulce que incluso puedo oler. 

Y entonces mi mente conecta con mi corazón y soy capaz de sentir y pensar al mismo tiempo mi profunda necesidad de transmitirte toda la seguridad que necesitas para enfrentarte a este mundo de adultos que se olvidaron que siguen siendo niños en lo más profundo de su ser. 

Transmitirte la confianza suficiente en ti mism@ para que el día de mañana consigas todo lo que te propongas. Transmitirte la fuerza suficiente para enfrentarte a las frustraciones que seguro la propia vida te provocará. Transmitirte el amor a ti mism@ que te permita admitir tus errores, superar tus miedos y ante todo creer en ti. Y sobre todo transmitirte que eres unic@ y muy muy importante. 

Y por fin mi mente aterriza de nuevo junto a tu dulce dormir y reconozco que la maternidad no es tan ideal como pensaba antes de ser madre y que es difícil lidiar muchos momentos junto a ti. Pero sigo pensando sin ninguna duda, que los momentos de felicidad que me proporcionas, las risas que me provocas y el amor incondicional que llevas dentro de ti hace que me sienta orgullosa de que me hayas elegido como mami. Te quiero mucho.