jueves, 10 de octubre de 2013

¿Todo en exceso es malo?

Hace unos días tuve una conversación con un amigo acerca de los mimos a los niños. Tenía al peque pachucho y me dijo "pues ahora a darle mimos, pero no muchos que todo en exceso es malo".
 
Esa frase me dejo un tanto paralizada, mi corazón dio un pequeño salto y en seguida conecto la respuesta en mi cabeza. El exceso de amor nunca, jamás es malo. Y así le di mi respuesta. 
A lo que me dijo "puede ser malo porque le puedes convertir en un niño mimado". Pero bajo mi punto de vista y siempre en mi humilde opinión, esto no es así. No debemos confundir el amor con los límites. Es decir, un niño mimado entiendo que no es algo bueno, pero yo lo relaciono más con aquel al que no se le ponen límites, a todo se le dice que sí y se le pone en bandeja todo tipo de acciones y cosas materiales de manera que nunca necesita esforzarse para conseguir un objetivo. Eso es un niño mimado, repito, en mi opinión, y por supuesto que estoy de acuerdo en que eso no es bueno para nadie. 

Sin embargo besar, acariciar, abrazar o decir te quiero en exceso nunca puede ser malo. Ni a un niño ni a un adulto, a nadie absolutamente. Sino, mientras lees esto ponte a pensar en como te sientes cuando alguien te da alguna muestra de cariño, un abrazo, un beso, una caricia, una simple sonrisa, un te quiero. Seguramente todos sintamos lo mismo y en todos los casos nos causa una emoción positiva, nos gusta y nos complace, en definitiva nos hace sentir bien. Entonces en este caso el exceso no puede ser malo, algo que es placentero, que gusta y que hace sentir bien, nunca puede ser malo. 

Y volviendo al caso del niño es perfectamente compatible dar amor sin límites y a la vez poner límites al niño. Lo importante es eso hacerlo desde el amor. De hecho poniendo límites le estamos dando amor porque le estamos demostrando que nos importa, le estamos enseñando a diferenciar lo que está bien de lo que esta mal y lo estamos haciendo por el. Y por supuesto que lo normal es que esto suponga frustración para el niño con su consecuente enfado pero según vaya creciendo se dará cuenta de lo mucho que le importa a sus padres. Recuerdo una película que vi una vez, de la que no recuerdo el título, pero trataba de una chica que desde siempre pudo hacer lo que le dio la gana sin que sus padres le dijeran nunca nada, ni le prohibieran nada. Ya en la adolescencia decidió asesinar a alguien solo por ver la reacción de sus padres, buscando que la regañarán o se enfadaran con ella porque estaba convencida de que a sus padres no les importaba absolutamente nada lo que le pudiera pasar. 
Recuerdo como me impactó la cara de su madre escuchando a su hija como le relataba el porque lo había hecho. Y sí, era solo una película, pero con un mensaje muy claro y absolutamente cierto. Poniendo límites estamos mostrando amor, estamos demostrando que en este caso nuestr@ hij@ nos importa. 

Pero no debemos olvidar que poner límites no es incompatible con dar amor y que dar amor nunca es malo porque sí la fe mueve montañas como dicen algunos, el amor salva vidas y desde luego regalamos felicidad a todo aquel que recibe cualquier simple gesto cariñoso de nuestra parte. 

Además para dar amor hay que sentir amor, y como siempre digo, cuando algo se hace desde el corazón, y en este caso sale de ahí, podemos estar seguros de que no nos equivocamos. 

Por todo ello y porque no me sale otra cosa del corazón, seguiré besando, acariciando, abrazando, y diciéndoles te quiero hasta la saciedad a mis hijos hasta el día en que me muera, porque si de algo estoy segura es que el exceso de amor no les va a hacer jamás ningún daño. 

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