domingo, 30 de junio de 2013

LA MEJOR EDAD

Hace unos días tuve una conversación con unos compañeros que surgió a raíz de que una de ellas cumple 30 años esta próxima semana. Pues bien, muchos le decían que si no sentía la crisis de los 30, que si no estaba deprimida y no se cuantas cosas más.
Yo quise dar mi punto de vista, y trate de animarla siendo lo más sincera que se puede ser y le dije que desde luego yo nunca me había sentido igual de bien en mis 35 años anteriores. Alguno de los presentes en la conversación me planteo entre risas que si no volvería a los 20 años. Y sinceramente yo desde luego no. Voy a cumplir en pocos meses 37 años y hablando con el corazon, no volvería ni un sólo año atrás. Puede que algo que hice hace unos meses haya cambiado mi perspectiva de la vida y cierto es que para llegar a este punto he tenido que tocar fondo antes, sentirme en el agujero más profundo que uno pueda sentirse, incluso llegando a odiarme por muchos motivos. A raíz de aquello que hice para cambiar la horrible pesadilla en que se convirtió mi vida, ha cambiado de un modo radical mi forma de pensar, de sentir, y de tantas y tantas cosas que no se sí podría llegar a explicar. 

Ahora me despierto por las mañanas y no tengo ansiedad. Da igual si hace sol, si esta nublado, si hace frío o si hace calor, si llueve o hace viento, estoy segura de que va a ser un buen día. 

He aprendido a empatizar con los demás sin sufrir con ellos. Incluso tengo una extraña sensación de saber de algún modo, sólo con una mirada, que es lo que siente aquel que tengo enfrente. Esto me ayuda a entender muchos comportamientos que antes criticaba porque se que en el fondo esa forma de comportarse viene determinada por algo que ha pasado en su vida. Y no es justificar cualquier cosa, pero si comprenderla. 

Aprendo algo todos los días, curiosamente de los que más aprendo es de mis pequeñiñes, porque se que en ellos esta la pureza que los adultos hemos perdidos al entrar en el sistema. 

Tengo inquietudes distintas a estos años atrás y me hacen sentir bien porque ahora se basan en mi misma y en lo que yo puedo hacer por mi y no lo que debo o no hacer para gustar a los demás o ser aceptada. 

A veces me siento un poco extraterrestre ante algunas conversaciones por lo diferente que lo veo todo con respecto al resto, pero al contrario de lo que sucedía antes, lejos de hacerme sentir mal, me hace sentir bien y prestar atención a todo y a todos porque siempre saco alguna conclusión, adquiero algún aprendizaje de todo lo que observo y escucho. 

Puedo sentir infinidad de sensaciones que antes no sentía. Disfruto de lo más insignificante. No sufro por aquello que no esta en mi mano cambiar. Tengo sueños alcanzables y trato de vivirlo todo con la intensidad que merece. 

El conjunto de todo lo anterior, hace que para mi sea el mejor momento de mi vida por ahora y por lo que no volvería atrás en el tiempo. Puede que físicamente tuviera más energía que ahora pero la capacidad de sentir, de pensar, de cumplir sueños, de saber que cada día voy a poder experimentar como poco las emociones, sensaciones y sentimientos del día anterior, supera con creces la necesidad de volver a la fortaleza física que tenía hace más de una década. 

He recuperado la conexión corazón-alma con la que nací y eso convierte lo negativo en una enseñanza, lo positivo en una agradable emoción, el sufrimiento en una búsqueda del porque y no en una lamentación. Puedo decir que me siento enamorada de la vida y eso no lo he sentido de este modo nunca. 

Por lo tanto, en conclusión, para mi, la mejor edad es aquella en la que uno se encuentra consigo mismo, recupera esa conexión, y es capaz de vivir a través de los sentimientos dejando en un segundo plano la cabeza, los prejuicios, la cultura, el sistema y todo aquello que a lo largo de los años han empañado lo que debería prevalecer en cualquier aspecto de la vida, hablar, sentir, trabajar, amar, abrazar empleando siempre siempre el corazón. 

lunes, 24 de junio de 2013

TU SONRISA

Dicen que son 17 los músculos que utilizamos para sonreír, pero es curioso que cuando tu utilizas esos 17 músculos puedo sentir como los más de 650 músculos de mi cuerpo perciben esa dosis de energía positiva que tu me regalas. P...uedo sentir cada carcajada tuya como una vibración que inevitablemente arranca una sonrisa en mi. Ver esa alegría innata que acompaña tu inocencia y delata lo frágil que eres me ayuda cada día a ver lo importante que es sonreír. Y pese a los momentos malos que a veces tenemos los "mayores" tienes el enorme poder de hacer que se me olviden sólo con una sonrisa, y del hecho de que me hayas elegido para acompañarte en los primeros años de tu vida, mi mejor regalo es todas y cada una de tus sonrisas, cada pequeña o gran carcajada que tengo el placer de presenciar y que no hace sino más que recordarme lo importante que es no olvidarme de la niña que sigue en mi. Por eso disfruto tanto jugando contigo, riendo contigo y siento que cada uno de esos momentos quedan grabados dentro de mi como pequeños tesoros. Y te prometo que siempre intentare ayudarte a que mires al futuro con una gran sonrisa, enseñarte a reírte de lo malo y a divertirte lo máximo posible en el presente. Y sobre todo que mantengas intacta la naturaleza espectacular de esa/e nin@ que llevas dentro.


viernes, 21 de junio de 2013

MIEDO


Esa sensación de intranquilidad, que nos quema por dentro a veces y que nos desespera otras.  Que nos hace sentir vértigo y nos acelera el corazón. Que no nos deja dormir, que nos hace actuar de manera irracional, que nos provoca ansiedad. El día que nos demos cuenta que si perdiéramos el miedo a todo eso que nos han “programado” desde bien pequeñitos entenderíamos lo fácil que es ser feliz. Pero, ¿cómo? Pensando, sintiendo de donde viene esa emoción que a veces duele y nos hace actuar desde la sin razón.  

Entendiendo la verdadera naturaleza del miedo, entenderemos su procedencia y con un poquito de consciencia nos daremos cuenta del sinsentido que tiene. Por ejemplo, ¿miedo a perder a la pareja? Si tenemos claro que aquel que está a nuestro lado es porque quiere estar, que nos acepta tal cual somos, que le aceptas tal cual es, entiendes que es un ser independiente que ha elegido en libertad compartir su felicidad contigo, que le une a ti un profundo amor y ningún tipo de necesidad, que te respeta y sobre todo entiendes que esa persona no debe completarte a ti porque tu ya eres un ser completo, entonces ese temor desaparecerá. 

Yendo más allá, puede que el temor a perder a la pareja sea un miedo aún más profundo, miedo a estar solo. Pero es necesario y suficiente aprender a estar solo, quererte como eres, respetarte, y ser fiel a ti mismo para sentirte bien solo. Y entonces, sólo entonces, estarás preparado para vivir en pareja. Desaparecerá el miedo primitivo a estar solo si aprendes a quererte y aceptarte, si aprendes a entender tu emociones, si eres capaz de desprogramar tu cabeza de todo lo que las costumbres, cultura, ideas preconcebidas, tabúes, etiquetas, sistema, educación, opiniones corrompidas por todo lo anterior que irremediablemente han programado tu cabeza y nublado el corazón. Y si eres capaz de llegar a ese punto, volverás a tener con tu corazón la potente conexión con la que naciste. Y así, empezando a actuar con el corazón, olvidándote de todo lo anterior y dejando en la cabeza lo no dañino, entonces, te darás cuenta de lo mucho que puedes llegar a disfrutar de todo, hasta de lo más insignificante. Si te quieres, te quieren, si te respetas, te respetan, si te valoras, te valoran, si amas con el corazón, te amarán.

Perder los miedos, en definitiva, te ayudará a vivir con mayor intensidad cada momento, a valorar lo que tienes a tu alrededor, a apartar de ti aquello que no es bueno, y sobre todo y ante todo a ser verdaderamente feliz.

Y recuerda que aquel que no es capaz de hacer algo, tratara de convencerte de que tu tampoco eres capaz, pero que el no pueda no significa que tu no PUEDAS, ¿ok?

lunes, 17 de junio de 2013

Feliz cumpleaños

Un día tal como hoy, 17 de junio, pero de hace dos años, naciste, tú, mi pequeño gran príncipe Rodrigo. Todavía hoy puedo recordar la expresión de tu carita al verte por primera vez. Ya eras gordito y había que reprimirse mucho las ganas de mordisquearte los mofletes. Cariñoso desde el minuto uno de nacer, con una necesidad de cercanía que hacía delicioso cada momento a tu lado. Llorabas solo por... hambre y ahora sigue siendo tu hobbie preferido ¡¡comer!! Siempre curioso me sorprendía lo mucho que observabas, a pesar de tener apenas meses, lo rápido que aprendías todo.


No tardando mucho, aprendiste a andar, lo que agradecimos mucho todos aquellos que te llevábamos en brazos, porque de siempre has sido grandote y…. Cuando comenzaste a andar, se juntó con tu enorme curiosidad por las cosas, una bomba de relojería que se tradujo en momentos tan subrealistas como tener que bajar a recoger un tendedero a la calle porque lo habías tirado por la terraza, o como llevarnos papá y yo el peor de los sustos al ver que te habías ido de la tienda donde estábamos para “descubrir mundo”. Pero no dejas de sorprenderme día a día porque algo me dice que eres un ser especial y que has venido a este mundo a hacer algo realmente importante. Y desde luego, yo estaré siempre que me necesites a tu lado, ahora que eres pequeño, tratando de guiarte para que no seas un ser manipulado más y después en todo aquello en lo que tu me necesites.

Pero ante todo tengo que darte las gracias por elegirme como madre, como guía, y por darme tanto, solo con clavar tus ojos en los míos. Por enseñarme el amor puro que hay en ti y hacerme recordar tan a menudo lo que es un alma no corrompida, y un corazón no contaminado, y aunque es difícil que todo eso no se vea modificado por el entorno con el paso de los años, por mi parte trataré de que mantengas esa pureza y dejarte ser tu SIEMPRE, porque tal y como eres, dando besos y abrazos, o enfadado y soltando manotazos, no dejas de ser único, especial y amor en su estado más puro.

Feliz cumpleaños, mi amor, mi solete. Te quiero, te quiero con toda el alma, y te admiro profundamente por la vida que transmites, por el amor y la ternura que provocas. Con todo mi amor,
MAMA