Una etapa realmente hermosa por el sentimiento de cercanía, ternura y profundo amor que se ha despertado cada vez que he dado una toma. Poder ver los ojitos de mis bebés observándome mientras con una mano me abrazaban y con la otra me acariciaban. Poder sentir su calor y esa sensación de plenitud que me regalaba cada momento que podía sentirles tan unidos a mi.
Una etapa dura y sacrificada por los momentos difíciles que no han sido pocos. Al principio las lágrimas se me saltaban por el dolor que produce hasta que se establece definitivamente, por esas grietas que incluso sangran durante las tomas. El sacrificio de dejar de hacer ciertas cosas que quizás me apetecía hacer pero no debía por el bien de ellos. Las noches de infinitos despertares para saciar su necesidad de alimento y muchas veces de cariño que reclamaban a través del pecho.
Lo volvería a hacer una y mil veces porque para mi y en mi humilde opinión, es una de las mejores sensaciones que he podido experimentar como madre y una de las experiencias que me han ayudado a sentirme realizada como persona.
He recibido muchas críticas por dejar que ellos decidieran hasta cuando, pero nunca he dudado sobre lo que quería hacer y me siento enormemente orgullosa de que haya finalizado cuando ellos lo han decidido. Y repito, lo volvería a hacer una y mil veces. Por ellos porque estoy convencida de que la naturaleza es sabía y no hay nada mejor que la leche materna para un bebé. Porque para ellos no sólo es alimento, es seguridad, cariño y apego. Porque para mi, dentro de las dificultades, han sido muchos los momentos que he podido disfrutar de su calor, sus tiernas caricias y sus inocentes ojos mirando mi rostro.
Sabía que esto tendría un final y ahora que ha llegado, puedo definirlo como una de las experiencias más enriquecedoras, tiernas y bonitas de mi vida a pesar de los inconvenientes y críticas que me he encontrado.
He de decir que leí mucho acerca de lactancia, busque información siempre que tenía cualquier inconveniente y en conclusión saque que los pediatras saben de enfermedades pero muy poco de crianza, me di cuenta de que mi naturaleza interior esta más del lado de la crianza natural. He aprendido en cualquier caso a respetar a todo el mundo. Aquella madre que no quiere dar el pecho a su bebe merece todo mi respeto igualmente. Aunque me hubiera gustado que respetaran mi decisión de dejar que fuesen ellos los que lo dejarán como lo han hecho, de forma natural, sin haberles negado nunca una toma y habiendo respetado sus tiempos. Pero me gustaría desde aquí animar a aquellas madres que deseen dar el pecho a sus hijos, que se informen, que no decaigan en su empeño y que sepan que son pocos los casos en los que una madre no puede amamantar a su hij@.
En definitiva, una maravillosa y a la vez sacrificada etapa que da paso a otra nueva que sin duda estará llena de buenos y malos momentos, pero que me enseñaran y me permitirán disfrutar de ellos desde una nueva perspectiva sabiendo que algún día echarán a volar. Esperando ser capaz de ayudarles en todo lo que me necesiten y convencida de que seguiré haciéndolo desde el respeto que merecen y dándoles para todo el tiempo que ellos precisen.
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